EMPEZAR

Qué momento el de la segunda publicación! Necesita fuerza, impacto, y orden. 
Pensé que debía empezar por el principio para hacerlo bien, y aquí estoy, empezando por acá, por hoy, EMPEZANDO.

Qué quiero decirte con esto? Que empieces! 
No hay un momento ideal, no esperes a entender todo, a hacer terapia, a que te digan lo que tenés que hacer, a crecer, a que pase el tiempo. 
Cada día, cada segundo, es una oportunidad para hacer algo, para cambiar. 
Son DECISIONES, y de un segundo a otro, te aseguro que todo puede ser diferente, aunque no logremos probarlo con certezas.
Para eso hay que hacer cosas diferentes. 
Por ejemplo:
Me cuesta poner límites. 
Bueno, empecemos por uno, uno que creas importante, que tu hija, hijo o alumno necesita y que vos podes establecer. 

Atención con el punto clave: SOSTENERLO. No importa si ya pasó, si te convences de aflojar, si te da miedo... Aquí estamos hablando de vos, de tu habilidad para dominar esta práctica. 
Porque es lo que vas a estar haciendo y mostrando, y eso es clave. 
Como primer beneficiario, vos, y en consecuencia, para quien esté dirigido.

Nuestros hijos aprenden a través de nuestros actos. Miran lo que hacemos, ante todo lo demás. Las palabras... ah, las palabras se las lleva el viento si no vienen acompañadas de acciones que las representen. 
Qué límites te pones? Qué límites no pones? Primero antes de pensar en tu hijo, pensá en vos. Cómo te llevas con los límites?

Esto es muy importante. Somos entorno, y estamos buscando ser un entorno sano, positivo, que promueva el bienestar. 
Empecemos por nosotras y practiquemos. Ponete un límite a vos. 

Ahora sí, con el adolescente. Un límite que encuadre, que contenga, que proteja, que incomode, que desafíe, que sorprenda, que represente un valor, que tenga un fundamento y, sobre todo, que sea CLARO y FIRME.

Y un tip: sin emociones. No me refiero a no sentir, a no expresarte, sino a no hacer una performance de lo que te pasa. Aquí hay que intentar poner la energía y la fuerza vital en ese límite con claridad, en el contenido, la sustancia, el PARA QUÉ. 

El mensaje tiene que ser el límite, no lo que te pasa. Lo que te pasa te pasa, sí, sos humana y también te pasan cosas, ese es otro capítulo, tu propio desarrollo, crecimiento, aprendizaje, conectar con la confianza. 

Te aseguro que es un círculo virtuoso cuando empiezan a pasar cosas diferentes. Se rompe esa dinámica estanca en donde siempre pasa lo mismo, donde “ES ASÍ”, lo que creíamos que iba a ser siempre igual se cae, y aparece el coraje de animarse a nuevas maneras de ser.

A tener en cuenta, LEE MUY IMPORTANTE. 
Aquí sacas tu lado valiente, respiras hondo, te enfocas, respiras. 
Cuando de pronto aparecemos con un límite, hay probabilidades de que venga como respuesta el portazo, el berrinche, la confrontación, la negativa a ese límite. Son dos fuerzas contrapuestas. 
TRANQUILA, no va a ser siempre así. Estás rompiendo una dinámica, hay una respuesta que quiere ser igual. 
Es un momento bisagra, vos SOSTENÉS el límite. 
Bienvenido el portazo, el berrinche. 
Si te quedas firme en tu rol, si no reaccionás a su reacción, abrís ese espacio MÁGICO donde cada uno se encuentra con sí mismo, con lo que nos pasa. 
No hay pelota que viene y va. 
Y traerá REFLEXIÓN, y un nuevo límite que entra en la dinámica, para quedarse.
Con el tiempo, ese límite, si somos capaces de sostenerlo, se integra, actuando como un gran factor protector y generador de bienestar y aprendizajes. 
Ese límite hoy lo aprendes vos, y quizás mucho no veas YA en tu hija, hijo, alumno, son procesos, hábitos. 
Sabé que estás enseñando mucho. En el futuro será el límite que ese niño, joven, pondrá a sí mismo y a los demás.
Empezá!