PERDERNOS PARA ENCONTRARNOS
Hay momentos de calma, donde todo parece acontecer armoniosamente, con lo alegre, lo triste, lo bueno y lo malo, todo en perfecto equilibrio.
Por supuesto, esto se convierte en una lejana utopía de ensueño cuando irrumpe esa piedrita que toca la existencia, y ese equilibrio estalla como esquirlas en todas direcciones, sin saber hacia dónde correr para amortiguar el impacto, porque hacia donde vaya parece que nunca voy a poder contenerlo todo.
Y aparece el miedo, la frustración, mucho miedo, mucha frustración, y me pregunto, cómo puedo hacer para que esta experiencia sea atravesada amorosamente?.
Si ni mis propios miedos y frustraciones puedo gestionar...
Respiro, acepto, acá estoy viviendo esta situación, al lado de mi hija que está viviendo esa situación.
Acá estamos las dos.
Así empieza esta historia, esta aventura de crecer juntas, de ir recogiendo como tesoritos destellos de bienestar y llenarnos de confianza y amor.
Claro, criar a una niña era fácil, ella niña, guiada, siempre alegre y vital, buscando hacer, no importa el contexto, porque la fuerza de un niño todo lo puede. También era fácil desbordarme y no verme reflejada, no registrarme.
Aunque reconozco que hice muchas cosas bien, muchas!, soy culposa, demasiado exigente, y quizás haya perdido algunos parámetros propios de referencia.
Voy a agregar una más en mi defensa: tampoco nací con el manual bajo el brazo, ni me lo dieron en el curso de preparto, y creo que en mi hogar logré conseguir un folletito.
Aunque... en la casa de mi abuela había una gran enciclopedia, y lo mejor es que ahí nadie quedaba afuera. Cuando mi hogar entraba a su hogar, el mundo se transformaba en hogar.
Ya... de lindos recuerdos! Vamos al meollo del asunto: nuestros niños adolescentes. Esto nos pasa, la adolescencia otra vez!.
Sentir que todo lo que aprendimos hoy no nos sirve o no sabemos cómo usarlo, o no aprendimos nada... Pero las respuestas son otras, y son creativas.
Además, vos, yo, todos somos también en una parte adolescentes, porque lo fuimos, estuvimos ahí, es parte de nuestra experiencia, y está aquí de alguna manera presente.
Una de las claves para afrontar exitosamente esta desafiante tarea de acompañar es hacerlo acompañada.
No estar solos, porque somos en comunidad, en familia, en grupo, en tribu. Necesitamos del sostén de los otros, necesitamos apoyo, experiencias, calor, otras miradas.
Y si no lo encontramos en amigos, familia, o con ellos no es suficiente para afrontar los dilemas de la vida, entonces hay profesionales, grupos de apoyo, especialistas, que pueden orientarnos y guiarnos, proveernos de recursos y herramientas para afrontar efectivamente las crisis junto a nuestros hijos.
Vale la pena el trabajo personal, la toma de conciencia y el aprendizaje de nuevas formas de ser y estar vinculados para ser parte activa de un medio facilitador del sano desarrollo de los adolescentes.
En este espacio deseo compartir todo lo que pueda sernos de valor para hacer de estas crisis vitales grandes oportunidades de despliegue y conexión, ser plenos para nosotros mismos y para el mundo.
Bienvenida a mi espacio de apoyo y desarrollo personal en familia y en comunidad.
Quiero de ahora en más entregarlo y hacerlo nuestro, para que sembremos juntos semillas de paz.